jueves, 24 de abril de 2014

Como debes de leer las etiquetas de los alimentos

Leyendo las etiquetas podrá reconocer lo que en realidad está buscando y lo que es más conveniente para su salud y economía.

No olvide leer las etiquetas para saber lo que lleva a su casa, la compra y el consumo a conciencia son básicos para el cuidado de la salud.

“Sin colesterol”, dice el paquete de papas fritas. Por supuesto, nin­gún alimento de origen vegetal tiene colesterol. Sin embargo, pueden tener no solo una alta proporción de grasas sino que además grasas de mala calidad como, por ejemplo, las hidrogenadas (o trans). Otro ejemplo típico son los aceites, ninguno aporta colesterol pero son 100 % grasas, o la mayone­sa libre de colesterol pero que contiene grasas.

“Sin azúcar”. Es cierto que muchos carame­los o bebidas no la contie­nen, pero sí tal vez tienen otros endulzantes naturales que igualmente aportan calorías. Para descubrirlo, fíjese en la letra chica del listado de ingredientes. Un punto interesante resulta ser el caso de los productos 0 azúcar como varias be­bidas light, que no la con­tienen ni en forma natural ni adicionada, y otro tema son los productos que la contienen naturalmente pero son sin azúcar agregada.

“Reducido en grasas”. Puede ser, pero… ¿a cuánto equivale la reducción para que realmente se note la diferencia con la versión original? O ¿se le agregó azúcar al producto e igualmente el aporte calórico es alto? Puede ser el caso de un dulce de leche.


“Natural”. Es otra palabra que suele aparecer. Hay que tener claro que no significa “bajas calorías”. No exís­te ninguna razón para pensar que un producto elaborado con ingredientes “naturales” sea la mejor elección para bajar de peso o cuidar de su salud.



Por: revistabuenasalud.com

miércoles, 9 de abril de 2014

Las bebidas azucaradas, la obesidad y el aumento de costes en atención de salud



La epidemia de obesidad ha aumentado los costes de atención de salud en los Estados Unidos en más de $ 190 mil millones al año, aproximadamente el 21 % de todos los gastos nacionales de atención de la salud, de acuerdo con un reciente informe de Reuters.

Una de las maneras más eficaces para combatir la epidemia de obesidad es dejar de señalar con el dedo, evaluar sus propias decisiones en la dieta y estilo de vida, y hacer cambios donde son apropiados. Ajustes simples como dejar de ingerir refrescos azucarados pueden ayudar de gran manera a ahorrar en costos de atención de la salud y de seguros.

Los estadounidenses beben más refrescos que nadie en el mundo, según la Fundación KickaCan. En promedio, los estadounidenses beben la asombrosa cifra de 45 litros de refresco al año. Mientras que beber una lata de 12 onzas de soda en una base diaria puede parecer bastante inofensivo, uno de los ingredientes principales de la soda - sirope de maíz de alta fructosa - ha sido fuertemente vinculado con la obesidad.
Para los bebedores de refrescos significa que consumen 16 cucharaditas de azúcar todos los días. Y si usted está consumiendo refrescos bajos en calorías, es probablemente peor. Innumerables estudios relacionan el aspartamo y otros edulcorantes artificiales con un mayor riesgo para ciertos tipos de cáncer, daño renal y hepático, e incluso la enfermedad de Alzheimer.


Hoy 1 de cada 10 personas son obesos. No es coincidencia que los dos países desarrollados con la más rápida tasa de aumento de la obesidad son Estados Unidos y México en el 4% a 5%. Los mismos dos países que encabezan la lista de la mayoría de sodas consumidas en los 170 y 146 litros por persona al año, respectivamente.



Fuente: masquesalud.com